domingo, 22 de noviembre de 2009

El César Vallejo que yo conocí



En el año 1917, Ciro Alegría vivía con sus padres en una haciendo llamada Marcabal Grande, en la sierra del Norte del Perú, en la provincia de Huamachuco. Su vida era la de un niño campesino, hijo de hacendados a quien su padre enseña a leer y escribir en un momento determinado y claro también las artes mas necesarias como cabalgar, nadar, tirar al lazo y no asustarse de tormentas y grandes caminos; le gustaba sentarse bajo un árbol con lecturas de Andersen, las mil y una noches y otros libros, dentro de ellos un grueso volumen del naturista Raimondi.

El soñaba con ir a la selva, pero no como sabio a estudiar, sino como un pionero.

A las siete años de edad, tenía ya muchos conocimientos y anhelos y sus padres decidieron mandarlo a estudiar a Trujillo, una lejana cuidad de la costa. En su viaje hasta Trujillo, pasó por muchos pueblos, se encaminaron a una cordillera muy lata y se abrió camino a la cuidad de Santiago de Chuco, capital de la provincia limítrofe donde había nacido Cesar Vallejo.

Luego de días de viaje a caballo, llegó a Trujillo, cuidad cálida y costera. En su ambiente colonial, con trece iglesias y casas de grandes portones, patios amplios daban una nota de modernidad, así como los automóviles y la luz eléctrica. Su niñez acostumbrada a la naturaleza virgen, estaba asombrada de tanta maquina, gente locuaz que vestía a la moda y otras tantas cosas.

Su padre había decidido que estudiase en el Colegio Nacional San Juan, al escuchar esto un anciano circunspecto dio un grito y le dijo a su abuela ¿sabe usted quien es profesor de primer año de primaria en el San Juan?, el solo contesto… pues ese que se dice poeta, ese César Vallejo, un hombre a quien le falta un tornillo; su abuela dijo: pero al menos es primer año, a lo que el anciano replicó : no no, ese Vallejo, si no es un idiota, cuanto menos es loco.
Cuando Ciro se fue a dormir, lo inquietaba la idea de asistir a la escuela por primera vez y pensando que su profesor era catalogado como loco lo intrigaba un poco. Su tío también estudiaba en el San Juan y fueron juntos al colegio, el le presentó al que sería su profesor; lo vio junto a la puerta, era César Vallejo, magro, cetrino, casi hierático, le pareció un árbol deshojado. Su traje era oscuro como su piel, por primera vez vio el intenso brillo de sus ojos cuando se inclinó a preguntarle, con una tierna atención, su nombre. Lo llevó al salón para que acodase sus pertenencias y le dijo: “aquí te vas a sentar…pon adentro tus cositas…no, así no… hay que ser ordenado…la pizarra, que es más grande, debajo y encima tu libro…también tu gorrita”. Le dijo que muchos niños preferían sentarse atrás para que no les hicieran preguntas.

Cuando entraron al aula luego del recreo, Ciro se dio cuenta que su profesor no se cortaba el pelo como los otros hombres; sino que usaba una gran melena lacia, abundante y negra. La personalidad de Vallejo se le antojo misteriosa; anunció que iba a dar clase de geografía y comenzó a decir…
“NIÑOSH LA TIERRA ESH REDONDA COMO UNA NARANJA…ESHTA MISMA TIERRA EN QUE VIVIMOS Y VEMOS CINI SHI FUERA PLANA, ESH REDONDA.”

Hablaba lentamente, silbando en forma peculiar las eses como lo hacían las personas naturales de Santiago de Chuco.

Ciro estaba sencillamente maravillado.
Recordó también cuando lo llamó al frente a leer, pero nuestro amigo Ciro ya había leído todo el libro, así que Vallejo le pregunto si sabia escribir y dijo que si, entonces Vallejo le pidió que escribiera su nombre y luego el suyo, Ciro confiado de su sabiduría lo hizo bien, y Vallejo quedó asombrado. César Vallejo- siempre le pareció que esa fue la primera vez que lo vio- estaba con las manos sobre la mesa y la cara vuelta hacia la puerta. Bajo la abundosa melena negra, su faz mostraba líneas duras y definidas, la nariz enérgica y su mentón aún mas enérgico sobresalía como una quilla. Sus ojos oscuros brillaban como si hubiese lágrimas en ellos, su traje era viejo y cerrando la abertura del cuello blando, una pequeña corbata de lazo estaba mal anudada, pensaba o soñaba quien sabe que cosas, de todo fluía una gran tristeza, nunca vio un hombre que pareciera más triste, su dolor era a la vez una secreta y ostensible condición, que termina por contagiarlo.

Ciro le encontró un parecido a un peón de su haciendo llamado Cayetano Oruna.

Su abuela era admiradora de Vallejo, lo defendía a capa y espada de los malos comentarios de la gente.

Vallejo en una de sus clases, felicitó a Ciro por un relato que contó sobre las aves del corral de su casa, Vallejo le prestó mucha atención y finalmente le dijo…”HAS CONTADO BIEN”, Ciro consideró esa historia su primer “ÉXITO LITERARIO”. Un día empezó a leer poseía de su profesor y quedó maravillado son uno de los primeros poemas de Vallejo titulado “ALDEANA”, pero también se dio cuenta que había muchas palabras que el no entendía. Tuvo una discusión son un compañero de clase porque este decía que Vallejo era un pésimo poeta y mejor era Chocano, según su padre claro, y Ciro salio a defender a ese profesor que le enseño tanto y que tanto admiraba.

A fin de año siempre estregaban premios, pero a nuestro pequeño Ciro no le tocó nada, Vallejo se le acercó y le dijo “NO TE IMPORTE LA SUERTE”, cuando declararon culminado el año escolar, Vallejo se perdió entre la muchedumbre, Ciro sabía que no volvería a verlo y se arrepintió de no despedirse. Cuando las clases se reabrieron al año siguiente, Vallejo ya no dictaba clase en primer año ni en ningún otro, y Ciro al recordarlo siempre tuvo la impresión que estaría haciendo una vida como artista y hombre cargado de penas y distancias.

Resumido por: Diana Rodriguez Aramburu
Escrito por: Ciro Alegría
Publicado originalmente en 1944 en Cuadernos Hispanoamericanos

10 comentarios:

Anónimo dijo...

dos grandes d la literaturaunidos...me encanto el articulooooo!......grandes personajes

Anónimo dijo...

muy interesante este artículo espero puedan publicar más en el futuro.

Anónimo dijo...

Ciro Alegría es uno de los representantes de la literatura del Perú y siempre es importante brindar información que peuda servir para generaciones futuras.

Anónimo dijo...

Este Post, sirve como un gran dato para investigar a fondo algunas de las influencias literarias de Ciro Alegría; quizá la pluma de Vallejo reencarnada en la prosa de Ciro.

EstudiantesUpn dijo...

Qué buena experiencia la de Ciro, de haber podido conocer a Vallejo y que envidia es escribir un texto tan significativo en su vida. Una anécdota inolvidable.

Anónimo dijo...

Genial el artìculo publicado; saber màs de lo que fueron y siguen siendo dos grandes literarios; da orgullo provenir de un paìs tan rico como este: y concuerdo profundamente que haber vivido uan experiencia como ella que es el conocer a un gran ser humano, inteligente y tan lleno de virtudes;Ciro se enriqueciò.

Unknown dijo...

Me encanta el articulo es muy inspirador..
DE:http://www.recorremoselmundofeliz.blogspot.com/

Anónimo dijo...

me gusto muxo

Anónimo dijo...

MUY BIEN CONTADO...
MUY BIEN

Anónimo dijo...

es muy tonto por que no especifica el resumen

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